Salvador García
La segunda parte es una reflexión sobre la posibilidad de dar tres pasos hacia delante en el camino de la inteligencia de valores ética, la inteligencia de valores emocional generativa o “poiética” y, por supuesto, la inteligencia de valores pragmática para pasar a la acción.
La axiología es el estudio de los valores o ejes. Siguiendo un modelo de tres ejes, se trata de saber elegir y aplicar no sólo los valores del eje de la Inteligencia Ética, como la autenticidad, el agradecimiento o el amor compasivo, sino también los valores del eje de la Inteligencia Pragmática como la simplicidad, la eficiencia o la coherencia de acción y los valores de la Inteligencia Emocionales Generativa o “poiética”, como la alegría, la imaginación o la confianza en nosotros mismos y en los demás. “Poiesis” es un término griego que significa generar, y de él proviene la palabra poesía. Lo mismo que de “praxis” viene prosa.
La transformación actualmente necesaria en el mundo es más axiológica que digital. O, al menos, no sólo digital.
El libro tiene tres partes relacionadas:
La primera parte es una invitación a dar un buen paso hacia dentro, presenciarse y serenarse. Presenciarse significa dos cosas conectadas: en primer lugar, darse cuenta o ser plenamente consciente de uno mismo, de quienes nos rodean y de lo que nos rodea y, a continuación, despertar nuestra conciencia y tener en cuenta de manera activamente compasiva todo aquello de lo que nos damos cuenta. Así, podemos decir que la plena presencia es consciencia más conciencia. Las palabras son espacios de posibilidad.
La propuesta de la Inteligencia de Valores Triaxial integra esencialmente las aportaciones del “mindfulness” o plena consciencia de la tradición budista ancestral con la teoría de las inteligencias múltiples de Gardner , la inteligencia emocional de Goleman y el modelo de valores finales e instrumentales éticos y de competencia de Rockeach. Lo que ha ha hecho el autor es subdividir los valores de competencia de Rockeach en dos ejes mutuamente complementarios: valores de competencia pragmática y valores de competencia emocional generativa o “poiéticos”.
Sin embargo, el discurso predominante en el sistema al hablar de “competencias” tiende a reducirse a las competencias pragmáticas, respondiendo a la “invasión de la hiper-prosa económico-técnico-burocrática” sobre la que nos alerta Edgar Morin:
La tercera parte profundiza en el despliegue práctico de la inteligencia de valores mediante las conversaciones bien presenciadas, el ejercicio de nuestra soberanía personal, la iniciativa emprendedora postcapitalista y el liderazgo anfitrión.
Tras dar una bienvenida final a la eutopía en forma de epílogo, también se incluyen dos anexos con un diccionario de valores triaxiales y un conjunto de ejercicios prácticos orientados al desarrollo de talleres formativos.
Tenemos hoy día lo que podemos llamar la irrupción de la hiper-prosa. Es la
irrupción de un modo de vida monetarizado, cronometrado, parcelizado,
compartimentado, atomizado… y esta invasión de la hiper-prosa está ligada a la
irrupción económico-tecno-burocrática. En esas condiciones, la invasión de la
hiper-prosa crea, en mi opinión, la necesidad de una hiper-poesía.
¡”Malos tiempos para la lírica”, como dirían Bertolt Bretch y los jóvenes de Golpes Bajos!
En mí combaten
el entusiasmo por el manzano en flor
y el horror por los discursos del pintor de
brocha gorda.
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